“Una escena dantesca”. Así describió Leo Blumberg la situación que vivió este jueves mientras trabajaba en su estudio de música, ubicado en un edificio del barrio porteño de Villa Crespo. Era pleno mediodía. Él, compositor y productor, suele estar a toda hora inmerso en sonidos fuertes que suelen apartarlo de lo que pasa afuera del departamento. Sin embargo, por casualidad o destino, esta vez estaba en una reunión que le permitió escuchar lo que ocurría en el pasillo. Y era un drama.
Todo comenzó cerca de las 13:20. En ese momento, comenzó a sonar un ruido ensordecedor. Molesto, pero conocido: la alarma de emergencias del ascensor. “Siempre alguien se queda atrapado, pensé que había vuelto a pasar”, contó Leo en diálogo con Infobae sobre los momentos previos a convertirse en el héroe de una pareja y su mascota.
Lo que pasaba era que una vecina había quedado encerrada justo en el primer piso, donde está su estudio. Cuando se acercó a la puerta automática para hablar con ella, se encontró con que era una mujer extranjera que hablaba en inglés y repetía desesperadamente una palabra.
“Me decía ‘dog, dog, dog’. Al principio no entendía por qué. Después bajé al hall de entrada y lo vi”, relató el hombre, que también es director de la carrera de música en ORT. En ese ámbito institucional fue que aprendió la maniobra clave que intentó adaptar e implementó con éxito en esta situación: RCP.
Es que en la planta baja del edificio de 13 pisos, Leo se encontró con el perro de su vecina colgado del extremo izquierdo de la puerta automática del ascensor. Este se había cerrado justo cuando el animal estaba por subir. En consecuencia, quedó enganchado de la correa y subió al ritmo del elevador hasta que quedó atorado.