La sombra del descenso se cierne sobre Rampla Juniors, y no solo por la tabla de posiciones. El club uruguayo, gerenciado por el empresario estadounidense Foster Gillett bajo el modelo de sociedad anónima deportiva ( SAD), enfrenta una deuda de unos USD 90.000 con su plantel, cuerpo técnico y empleados. Si no salda ese monto antes del inicio de la segunda ronda del torneo, podría quedar automáticamente desafiliado.
El “Picapiedra” ocupa el último lugar tanto en la Tabla Anual como en la del descenso de la Segunda División del fútbol uruguayo. Los números deportivos son lapidarios: apenas dos victorias, cuatro empates y doce derrotas. Pero la situación institucional es igual de frágil.
"A los jugadores se les debe dos complementos de los salarios. A los funcionarios, un mes. Y a cuerpos técnicos y juveniles, dos meses", detalló Gabriel Kouyoumdjian, presidente del club social, en diálogo con el diario El País. La dirigencia espera que Gillett envíe los fondos para evitar la sanción: “Habló con Gastón Tealdi —presidente de la SAD— y dijo que en estas horas va a mandar la plata para saldar las deudas”, afirmó Kouyoumdjian.
Mientras tanto, las tribunas hablan. Pancartas recientes apuntaron contra la directiva del club, la SAD y hasta contra Ignacio Alonso, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol y reconocido hincha de Rampla.
Gillett ya había protagonizado una historia cargada de ruido en el fútbol argentino. Su desembarco en Estudiantes de La Plata, impulsado por el Gobierno nacional, marcó la agenda del primer semestre. El plan era conformar una sociedad mixta con Juan Sebastián Verón, pero la inversión prometida no llegó y el acuerdo nunca pasó por la Asamblea de socios. El club incorporó jugadores en función de un respaldo económico que no se materializó, y Gillett terminó alejándose. “En Argentina puso más de 30 millones de dólares en un mes. Se siente casi estafado tras ciertos manejos raros”, aseguró Kouyoumdjian.
La incursión en Rampla no fue menos ambiciosa: contrató a Leandro Somoza como entrenador y sumó refuerzos como Julio Buffarini, Lautaro Rinaldi, Diego Arismendi y Christian Tabó. Sin embargo, los resultados no acompañaron.
El director deportivo Humberto Grondona fue tajante al describir la gestión: “Mintieron diciendo que iban a armar un plantel para campeonar y ahora hay que reforzar para no pelear el descenso. Aparece uno con la gallina de los huevos de oro y se quieren robar los huevos”.
En declaraciones a Ovación, Kouyoumdjian reconoció que nunca habló directamente con Gillett. “Pero siempre responde, y eso nos hace pensar que no se bajó”. Sin embargo, también admitió que el flujo de fondos se frenó por presiones internas: “La plata que maneja Gillett son fondos familiares y la familia le trancó un poco para que no mande más plata a Sudamérica”.
Rampla Juniors jugará este sábado ante Artigas en la última fecha de la primera ronda de la temporada 2025. El margen es mínimo. Si el dinero no llega, el equipo no podrá continuar compitiendo. Y el sueño del ascenso se transformará en una caída institucional sin precedentes para un club con más de un siglo de historia.